No es la primera anécdota que os cuento en este blog sobre Andrés
Mazzali, a nada que indaguéis un poquito la encontrareis, algo referente a una
rubia. Deciros que fue un arquero uruguayo allá por la década de los veinte del
siglo pasado.
La siguiente me viene a la cabeza porque en algún sitio (pido perdón de
antemano, no recuerdo donde) he leído que antes de ser guardameta fue
delantero. Además fue un deportista excepcional ya que sobresalió ganando
varias medallas en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, París y Ámsterdam
respectivamente. También triunfo como jugador de baloncesto amen de sobresalir
en otros deportes varios. Amén de un excelente bailarín y todo un "rompecorazones".
¡Un "crack" vamos!
Pues sí, se inicio como delantero, pero ante la
imposibilidad de conseguir botas de su número jugaba con zapatillas de lona e
incluso con zapatos de material, lo que le impedía hacer sus esplendidas arrancadas
en buenas condiciones. Así que fue retrasando su puesto hasta acabar en la
portería, lo mejor que pudo haber hecho. A pesar de seguir jugando de esa
guisa, de la que los cronistas no se ponen de acuerdo si era por falta de números
de su pie o por presumido ya que el mismo diseñaba su ropa para jugar. Una de
ellas un jersey con una especie de alas rojas y que realmente hacia honor a ese
dibujo ya que parecía tenerlas en las prodigiosas estiradas con las que
deleitaba al respetable.
Lo que no consiguió fue su propósito de que le apodaran
alas, volador, águila o algo por el estilo sino que gracias a sus jerséis le
apodaron “buzo” que es la forma en la que llaman a esta prenda en Hispanoamérica.
Su gozo en un pozo.
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