miércoles, 14 de marzo de 2012

UN FUMADOR EMPEDERNIDO LLAMADO ZAMORA

Debutó en primera división a los dieciséis años, cuando todavía vestía pantalones cortos. Para salir a la cancha del club Espanyol, en Barcelona, se puso un jersey inglés de cuello alto, guantes y una gorra dura como un casco, que iba a protegerlo del sol y de los patadones. Corría el año 1917 y las cargas eran de caballería. Ricardo Zamora había elegido un oficio de alto riesgo. El único que corría más peligro que el guardameta era el árbitro, por entonces llamado el Nazareno, que estaba expuesto a las venganzas del público en campos de fútbol que no tenían foso ni vallas. En cada gol se interrumpía largamente el partido, porque la gente se metía en la cancha para abrazar al goleador e incluso chutar el balón

La misma vestimenta de aquella primera vez, se hizo famosa, a lo largo del tiempo, la estampa de Zamora. Él era el pánico de los delanteros. Si lo miraban, estaban perdidos: con Zamora en la portería, la porteria encogía y los palos se alejaban hasta perderse la vista.


Lo llamaban el Divino. Durante veinte años, fue el mejor guardameta del mundo. Ademas de ser un gran rompecorazones, le gustaba el coñac y fumaba tres paquetes diarios de cigarrilos y algún que otro puro habano.

Fuente: Eduardo Galeano

1 comentario:

  1. Estimado MARIO.Creo que ya te lo conte,pero te lo recuerdo.Solia comentarme mi aita,que le vio jugar en el campo de Ibaiondo,supongo que contra el historico ARENAS en la primera division de entonces.Y le llamaba la atencion lo elegante que era en su vestir.Un dandy del futbol.

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