viernes, 4 de febrero de 2011

MUSIMESSI EL ARQUERO CANTOR


Julio Elías Musimessi llegó al club de la ribera en 1953 y comenzó a ocupar la valla en un equipo que tenía sed de gloria. Al año siguiente Boca obtuvo el campeonato y el "arquero cantor" se consolidó como el guardameta más reconocido de los años 50.

Los libros que narran la historia del fútbol nacional aseveran que una tarde de domingo Julio Elías Musimessi -por entonces arquero de Newell's- salió al campo de juego sin rodilleras. Si bien este dato hoy en día parece irrelevante, en aquella época significó toda una revolución en la vestimenta futbolística. A partir de ese momento, Musimessi comenzó a ganar notoriedad y, con sus atajadas seguras y su estampa intachable, logró ganar la atención de los dirigentes de Boca.

En 1953 mudó su residencia de Rosario a La Boca y se integró al plantel profesional xeneize. Desde 1944 el club no daba una vuelta olímpica, y tanto hinchas como dirigentes y jugadores apostaban fuerte a que la mala racha tendría que llegar a su fin pronto. Al año siguiente de la llegada de Musimessi, con un equipo en el que también jugaban Colman, Edwards, Mouriño, Pescia y Borello, Boca logró el tan anhelado campeonato luego de diez años de sinsabores.

Julio Elías Musimessi nació en el Chaco el 29 de julio de 1924 y debutó en Newell's Old Boys en 1942. Durante más de diez años defendió la valla del conjunto rosarino y, recién cuando ya era un arquero maduro y reconocido, la gente de Boca Juniors puso sus ojos sobre él.

Luego del título logrado en 1954, Musimessi se consolidó como el indiscutible arquero de Boca Juniors. Además, también fue convocado para formar parte de la Selección Nacional: en 1955 fue el golero titular del conjunto argentino que obtuvo el Campeonato Sudamericano.

Además de sus indiscutibles virtudes como goalkeeper, Musimessi tenía habilidades especiales para desenvolverse en el campo musical. Era costumbre verlo animar reuniones y fiestas con sus cantos. El más reconocido de ellos, quizás, sea el chamamé "Dale Boca, viva Boca, el cuadrito de mi amor", en el que dejaba bien claro su agradecimiento y su pasión por el club ribereño.

Debido a sus dotes artísticos se ganó el mote del "arquero cantor", sobrenombre con el que trascendió en la historia del fútbol argentino. Luego de 155 partidos vistiendo la auriazul abandonó las canchas. Sus grandes atajadas, sus rodillas sin rodilleras y -sin duda- sus llamativas melodías quedaron en el recuerdo de toda una generación de hinchas de Boca.

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